El propósito de
esta materia es adentrarse en la comprensión del desarrollo del pensamiento
occidental, desde sus inicios en la Grecia antigua hasta la actualidad; es por
ello, que abordaremos diversas posturas filosóficas que fueron sucediéndose
históricamente.
Para entender cómo
pensamos hoy, cómo razonamos y qué cosas consideramos que podemos conocer con
certeza, es importante poder reconocer que existieron en otras épocas lejanas a
la nuestra, otros hombres que problematizaron estas cuestiones y que llegaron a
respuestas diversas.
La filosofía, a
diferencia de la ciencia, no establece paradigmas definitivos que excluyen a
los que se le oponen, y que se declaran así mismos como universalmente válidos;
por el contrario, el objetivo de la filosofía es instaurar la pregunta más que
proporcionar las respuestas, veremos que muchas veces coexistieron posturas
opuestas frente a un mismo tema sin la necesidad de resolverlo de una vez y
para siempre.
Los objetivos
principales de la filosofía han sido históricamente poner en tela de juicio
todo aquello que se presenta como evidente e indiscutible; revisar el
ordenamiento social y cultural, cuestionar y cuestionarnos constantemente de
manera crítica y comprometida, reinventar y resignificar conceptos, desconfiar,
reconstruir; y por sobre todas las cosas, preguntar; la pregunta filosófica es
el motor de los grandes paradigmas que sirvieron y aún sirven al hombre para
que éste pueda entender cómo es el mundo que lo rodea.
Las disciplinas
filosóficas
La filosofía puede
ser abordada agrupando sus problemas, así tenemos una amplia y variada gama de
preguntas que la filosofía ha intentado responder desde sus inicios.
La Metafísica: se pregunta por
el ser, por el origen y las características de lo real, por la esencia de las
cosas, por la existencia, por el universo en su totalidad, y por el alma humana
entendida como algo que trasciende la experiencias concretas de los sujetos.
La lógica: es el estudio del
pensamiento; se pregunta cómo razonamos, cómo llegamos a una conclusión, cómo
ordenamos nuestras ideas, cómo llegamos a la verdad y con qué criterios
establecemos leyes verdaderas.
La Gnoseología (o
Teoría del Conocimiento): se ocupa de estudiar nuestra relación - la de los
hombres en tanto que sujetos que conocen - con los objetos de conocimiento. Sus
preguntas principales son ¿cómo conocemos? y ¿qué podemos conocer?
La Ética: estudia los actos
humanos enmarcados en un sistema de reglas que establecen qué es lo correcto y
qué no lo es. Se pregunta entre otras cuestiones, ¿cómo debemos actuar?, ¿qué
es el bien?, ¿qué es un acto moral?, ¿en qué consiste la libertad humana?
La Estética: busca definir la
esencia de lo bello, reflexiona acerca de las características y de la función
del arte, se pregunta por la inspiración y por la creación artísticas.
La Antropología
Filosófica: Es una disciplina que va más allá de la psicología y que, a la
pregunta por el cómo somos, agrega la pregunta por el lugar que ocupamos en el
mundo.
Significado del término
“filosofía”
El término
filosofía es el resultado de la unión de dos palabras griegas: philos que significa amor, y sóphos que significa saber. Esta palabra
fue utilizada desde sus inicios en Grecia, en contraposición a la palabra
“sabio”, pues lo que se intentaba establecer
era una imagen del filósofo como esa persona que busca inagotablemente el
conocimiento, y que a diferencia del sabio, nunca se presenta como alguien que
posee un conocimiento acabado del mundo; así, el filósofo no posee todas las
verdades del universo, pero sí busca encontrar todas las respuestas posibles
ante sus preguntas. El filósofo busca
el saber, y se diferencia del sabio,
quien supuestamente ya lo posee.
El surgimiento del
pensamiento filosófico
Desde el inicio de
los tiempos, el hombre ha intentado comprender cómo es el mundo que lo rodea, y
siempre frente a los problemas y preguntas que se le presentaron, intentó dar
respuestas de diversa índole. Cuando se habla de pensamiento estrictamente
filosófico, se está haciendo referencia al carácter argumental de las
respuestas esgrimidas frente a las preguntas planteadas, en oposición al uso de
recursos no racionales, como por ejemplo, el del mito o la leyenda; a este
cambio paulatino que se dio en la antigüedad se denomina “pasaje del mito al logos”.
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