viernes, 27 de junio de 2008

θ. Cuento corto para Didí


Construí hace poco una verdad y la sostuve a rajatabla, decidí entonces adecuar mis actos a mis pensamientos, y celebré el día de la coherencia, al parecer todo iba bien. Cada cosa en su sitio, sin improvisaciones, sin imprevistos. Y ahí la encontré; tan cerca, cálida y palpable, una real felicidad, consistente y simple, simplemente verdadera.
Pero, como dijo Schopenhauer: “habiendo colocado todos los dolores en el infierno, no se ha dejado para el cielo más que aburrimiento...”, esa verdad se tornó dócil, obvia, insignificante.
Y entonces comencé a intentar arrancarme esa felicidad, de la piel, de las entrañas; pero ella se me había metido tan adentro! Qué desilusión al descubrir que desde ahora y para siempre debería convivir con ella.
Pensé ignorarla por un tiempo, tal vez aburrida u ofendida, decidiera por su cuenta marcharse, pero no. La felicidad nunca es reflexiva, no puede ser crítica ni mirarse a sí misma con desprecio. Volvía la mirada hacia adentro y ahí estaba, cada día, también mirándome, como quien mira a su presa, con la particular ternura de una felicidad feliz.
Intenté todos los métodos que conocía. Fingí una tarde una tristeza inmensa, pero no funcionó, la felicidad vino a consolarme con risas y canciones, su mirada de madre buena fue tan convincente, tan sincera.
Intenté otro día no hacer absolutamente nada, me quedé inmóvil mirando el techo, pero tampoco eso funcionó. Ella se acostó a mi lado y abrazándome muy fuerte logró que felizmente me durmiera, flotando noté que se atrevió a espantar mis pesadillas, y con una caricia suave borró el sendero que usualmente seguían mis lágrimas en estallidos tristes de llanto, ahora tan lejanos.
Intenté por último, construirle una mentira, para que le hiciera compañía. Al principio no se llevaban bien, solían discutir por horas dejándome al margen. Pensé: al menos la tengo entretenida, tal vez con el tiempo se aleje por completo de mi lado.
Pero ¡Cómo son las contradicciones! ¡No pueden arreglárselas solas! ¡Siempre tan dependientes! Buscaban un agente neutro que tomara partida por una o por la otra, porque no soportan la idea de no conseguir objetividad, y buscan siempre la validez universal.
No me dejaban en paz un solo día, y hasta el simple trabajo de ignorarlas requería el doble de esfuerzo de mi parte. Esto no estaba funcionando, verdad y mentira me hacían perder el tiempo. Intentaba ofenderlas tomando distancia pero era imposible. Estaban todo el día gritándose y refutándose, una demostraba las incoherencias de la otra, y la otra le respondía con ejemplos cotidianos, y hasta citando a Hegel.
Recuerdo todavía esa época de infinitas discusiones donde estúpidas preguntas no me dejaban dormir, y como crucigramas incompletos, tiraban de mis ropas buscando respuestas satisfactorias.
Una mañana al bajar de la cama, tropecé con ¿cuál es el sentido de la vida? Esa fue la gota que rebalsó el vaso. Y entonces dije: ¡Basta! ¡Ya imagino cómo seguirá esto! Sus hermanas ¿Cuál es la esencia del ente en cuanto tal? Y ¿Por qué dios creó el mundo? Pronto estarían acechándome para que les dedique horas, no minutos, porque no se si les comenté cual es la naturaleza de tamañas e insolentes preguntas ¡suelen ser tan insistentes y entrometidas! Que, acusando de vanas y frívolas a las demás, se encargan de arrojarlas a todas por la ventana cuando apenas terminan de ser formuladas. Esta situación sería absolutamente desgastante, insostenible y poco productiva para mí, de proyectarla al infinito.
De repente, como por intuición, o tal vez simplemente por obra de la casualidad, me encontré con la solución al problema, y era tan simple, que ni siquiera me asombró el día que desde un rincón me dijo: “mentira y verdad, o felicidad y tristeza, mueven el mundo, que no es otra cosa que una gran contradicción; sus hijas, las estúpidas preguntas sin sentido, tapan los poros del espíritu por los cuales el oxígeno entra para expandirlo. Una vez contaminado, el espíritu enferma de problema existencial. Yo soy solución y tengo la cura definitiva, si es que has probado antes la duda, el error y la fe ciega, sin que dieran resultado. Yo soy solución, tu solución espíritu cansado, si es que te atreves a vivir sin problemas: …”


Amiga, solíamos encontrar verdades propias en
palabras ajenas o de otro tiempo...
Así voy a recordarte.
Sin sentidos.
Sin moralejas.
Del mismo modo te quiero
y del mismo modo voy a extrañarte.

Carola Fernández Parri

miércoles, 25 de junio de 2008

ζ. A propósito de Ciorán

Posibles consecuencias de un escepticismo extremo

Todo escepticismo implica necesariamente la caída de valores y conceptos absolutos, ya sean estos éticos, estéticos, políticos, cosmológicos, metafísicos, lógicos u ontológicos. Suceso ante el cual, sólo resta la suspensión del juicio (y en casos de extrema coherencia entre el pensar y el hacer, hasta la suspensión de los actos voluntarios).
Muchos escépticos han adoptado esta postura creyéndose (bajo la interpretación de Cioran) libres de optar por ella. Para estos escépticos eventuales, la imposibilidad de encontrar certezas era considerada como una virtud o una carencia propia de individuos particulares, quienes al descubrir que el dogma no los complacía a la hora de intentar explicarse el mundo, tomaron el arduo camino de la duda ejerciendo un legítimo acto de voluntad.
Ahora bien, ¿Qué es lo que diferencia a Cioran de los escépticos anteriores?
Lo que extrema el escepticismo en Cioran es esta idea de que la duda no es algo que alguien puede elegir, sino que la duda es un estado del que no podemos escapar, en el que inevitablemente caemos, como si la duda nos hubiera sido predestinada desde antes de nuestra propia existencia.
Veamos qué consecuencias podrían desprenderse de algunas de las ideas centrales de Cioran:

ü El intelecto, al replegarse sobre sí mismo, cae en un estado de esterilidad del que emerge la duda: es justamente en el momento en el que reflexionamos acerca de nuestro propio pensamiento cuando ni los absolutos nos alcanzan para desarraigar la duda que crece en nosotros inevitablemente.

ü “Un valor que sabemos arbitrario, deja de ser un valor y se degrada en ficción”: por lo que resultaría imposible fundar una ética legítima universalmente.

ü “La verdadera duda nunca será voluntaria”: y así como no optamos por el escepticismo, tampoco podemos elegir desarraigarnos de la verdadera duda, que nos cae encima.

ü “El escéptico es un fanático que persigue, con intolerancia, la ruina de lo inviolable”: poniendo en tela de juicio todas las verdades, el escéptico no se conforma con dudar y va más allá, tratando de tirar abajo el edificio que se apoya en los cimientos de la razón (aquel que hace varios siglos levantó Descartes gracias a la intuición de un punto fijo claro y distinto)
ü “La suspensión colectiva del juicio es impracticable”: La duda trasciende a los individuos, y aunque el escepticismo nunca podrá ser la expresión conjunta de la humanidad, el fin lógico de la duda es la inacción absoluta.

ü El escéptico se dedicará a “hacer trampa en la vida”: y aunque se caracterice por su falta de curiosidad en lo que respecta al mundo concreto, el escéptico se ve obligado a tomar decisiones y a convivir con otros, lo que se le torna absolutamente difícil después de haberlo destruido todo, por lo que sólo le resta fingir.

ü El escéptico alcanzó la liberación, más no su salvación: la duda nos puede liberar de las cadenas de la razón y de los dogmas, más no nos ofrece ningún camino firme, por el contrario, al mostrarnos un mundo desmoronado también nos suelta la mano, para que al fin caminemos solos y sin esperanzas por un camino menos firme. “El escéptico no sería más que un fantasma” “El escéptico se asemeja a dios”.


No obstante este extremo:

Disiento con aquellos que ven en la teoría de Ciorán una amenaza contra el orden social establecido, poco importa si la moral emerge de absolutos racionales en un mundo en el que hasta la fe pudo justificar las reglas que lo rigen a través del mito y la incoherencia. ¿En qué nos perjudica que la ética se base en un acuerdo social explícito, y no en leyes tan trascendentes y lejanas a nosotros mismos que ni siquiera somos capaces de comprenderlas? Y no veo cómo puede ser más saludable vivir creyendo que una ficción se torna para nosotros verdadera, que tomar por verdadero aquello que se nos presenta naturalmente como evidente.
Es que no es esta incapacidad para comprender el mundo lo que nos perturba, ¿cuántas veces el universo se ha torcido alrededor nuestro mutando sin que ello nos modifique? ¿Cuántas veces hemos pedido a gritos a dios y a la ciencia que nos expliquen el mundo para luego volcarnos inevitablemente hacia la duda?
Lo que realmente nos perturba, ¿no será esta disconformidad permanente frente a las respuestas que nos dan, que nos damos, que queremos creer, que creemos comprender, que pedimos desesperadamente sabiendo que nunca habrán de satisfacernos?
Mucho más trágico que vivir en un estado de escepticismo crónico me resulta la idea de sabernos conscientes de esta disconformidad ante las respuestas que pudieran ofrecernos el dogmatismo, el relativismo, el subjetivismo, el pragmatismo, el utilitarismo, o el escepticismo.
Mucho más pesada de llevar me resulta esta insatisfacción permanente, que la carga con la que el escéptico se mueve en el mundo intentando imitar a los otros; en última instancia, hasta él ha encontrado un camino seguro.
¿Acaso es más noble la tarea de intentar establecer una visión clara del mundo que nos rodea, que tratar de convivir con esta intolerancia cotidiana hacia nosotros mismos?
Tal vez el escéptico sea en este mundo más libre que el dogmático o que el crédulo, tal vez sea también menos inocente, tal vez hasta sea menos feliz; pero al menos es conciente de que camina solo. Ya verá por cuánto tiempo quiere cargar la pesada mochila de la duda, al menos tiene la opción de cambiarla por otra más firme.
Ojalá algún día note que no es la mochila que carga lo que le resulta tortuoso al transitar esta vida, sino que lo que verdaderamente le pesa es su propia existencia.

ε. Horkheimer y las mutaciones de la razón en "Crítica de la razón instrumental"

El Logos de los griegos como ordenamiento del cosmos, y como razón universal inherente a toda la realidad, es modificado para convertirse en una facultad propia del individuo, quien debe acceder a conceptos tales como los de justicia, verdad o belleza por medio de un trabajar filosófico, a fin de poder sentar las bases de un nuevo orden social que ponga fin a la decadente polis griega del siglo V AC (Sócrates: Mayéutica para la aprehensión de conceptos / Platón: Reminiscencia y Nous para la captación de ideas / Aristóteles: Abstracción para el conocimiento de la sustancia).
Durante el medioevo la razón sólo fue útil en tanto que sirvió para fundamentar las verdades del dogma religioso, poniéndose al servicio de la fe, se limitó a demostrar la existencia de un ente supremo ordenador del mundo al que se denominó dios.
Y fue recién en el periodo del iluminismo cuando, a partir de su separación del ámbito de la fe, la razón retornó al campo de las especulaciones filosóficas abandonando gradualmente el ámbito teológico.
Con el surgimiento de los Estados modernos, el ascenso de la burguesía a los estratos de poder, el naciente capitalismo como modelo económico preponderante y la separación de los ámbitos teológico y filosófico, la razón vuelve ser el centro de los debates de la época. Se necesitó en la modernidad de principios objetivos tales que puedan ser convertidos en leyes, a las cuales toda la sociedad en su conjunto acate a modo de acuerdo y no por mandato divino; estos nuevos principios debían estar fundamentados por una razón objetiva que fue tomada del ámbito de las matemáticas y posteriormente llevado al orden social.
El resultado de este proceso fue la formalización de la razón, o sea, su vaciamiento de contenidos; y como consecuencia, se convirtió en una herramienta utilizada por determinados sectores sociales; a saber, los que se hallaban en una situación de privilegio en relación con el modelo de producción capitalista. Y así esta razón, al instrumentalizarse se convirtió en otro medio más de producción que formaba parte de un patrimonio económico útil para la dominación.
Una vez formalizada e instrumentalizada, esta razón moderna sufrió una nueva mutación que vino de la mano de la globalización del sistema capitalista; esta nueva razón subjetivada se convirtió en un bien de consumo comercializado a escala mundial; en esta última etapa se da lo que Horkheimer llama la estupidización de la razón.
Si nos preguntamos por qué las últimas mutaciones de la razón fueron de la mano de las mutaciones del capitalismo, debemos respondernos que fue así debido a que la razón al instrumentalizarse primero se convirtió en “medio para” (útil para el sistema capitalista) y posteriormente en “fin deseable y comercializable”.

δ. Heidegger vs. Hartman


Con respecto al sujeto:

Para Hartman, el sujeto capta al objeto pero no lo modifica sino que lo que cambia es el sujeto; para Heidegger, en cambio, se puede modificar al ente según el mundo en el que se sitúa el sujeto (subjetivismo).
El sujeto de Heidegger es el verdadero ser, en tanto que es la única existencia que tiene la posibilidad de proyectarse, “ser es poder ser”, y esto es lo que diferencia al hombre de los entes intramundanos. No obstante, el ser utiliza o contempla a estos entes para poder desplegar sus posibilidades, y en este sentido el ser es también Dasein: ser en el mundo, sumergido en su cotidianeidad.

Con respecto al objeto:

El objeto de Hartman constituye una realidad objetiva que puede ser aprehendida por el sujeto; Heidegger toma por objeto al mundo en tanto que está constituido por entes significativos para el sujeto, por lo que el ente no tiene valor objetivo, sino que es el sujeto quien lo resignifica.
El modo de ser de las cosas tiene que ver con su utilizabilidad, el mundo es un existenciario de entes intramundanos del cual el dasein hace uso para llevar a cabo su proyecto.
El mundo existe en tanto que tiene significado (utilitario o contemplativo) para el sujeto, por lo tanto, es el sujeto quien determina cual será su objeto de conocimiento.

Con respecto a la posibilidad de conocimiento:

El conocimiento es posible para Heidegger, porque no sería un aprehender objetos que poseen una realidad diferente a la del sujeto, sino que tendría más que ver con un reconocimiento del objeto, en tanto que ha pasado del modo de “ser a la mano” (útil para el sujeto) para convertirse en un “ser ante los ojos” (objeto de conocimiento).

Con respecto a la relación de conocimiento:

La relación cognoscitiva sujeto – objeto no es primaria sino secundaria, la precede una relación utilitaria y pre – ontológica (entre el DASEIN y el ser – a – la – mano).
El proceso de conocimiento no estaría conformado para Heidegger como sí para Hartman por la descripción, la aporética y la teorética; sino que se constituiría por tres momentos a través de los cuales el sujeto va transformando a un ente determinado en objeto de conocimiento: 1° - SORPRESA: el modo de ser a la mano de un ente intramundano deja de ser útil para el sujeto y aparece el carácter cósico de dicho ente. 2° - IMPERTINENCIA: todos los demás entes son inútiles para reemplazar al ente que acaba de perder su utilidad, motivo por el cual, ahora a ese ente se lo puede contemplar. 3° - INSISTENCIA: el ente es constituido como objeto de conocimiento por el sujeto cuando pierde su utilidad y es entonces cuando se convierte en un “ser ante los ojos”.

Con respecto al origen del conocimiento:

Para Heidegger el origen del conocimiento tiene que ver con un convertir al ente útil en objeto de conocimiento, con un “andar con el ente”, y no con una postura pasiva por parte del sujeto de conocimiento; quien, por el contrario, se constituye como un ser psicológico activo en la relación cognitiva (existente humano).

Con respecto al problema de la verdad:

Heidegger dirá que un ente es verdadero según la significación que el sujeto le otorgue al constituirlo como objeto de conocimiento, por lo que no es necesario plantearse qué criterio de verdad deberá utilizarse a la hora de evaluar si un determinado conocimiento es verdadero. Sería ridículo dentro de la postura de Heidegger plantear, por ejemplo, un principio de evidencia por correspondencia dado que no existe una realidad objetiva a la cual deban adecuarse determinados juicios de verdad o falsedad.

“Heidegger hace que desaparezca la cuestión gnoseológica que es típica de la filosofía moderna, la cual coloca el conocer dentro del cognoscente y luego no logra salir del teatro interno de la mente. Esto constituye un pseudoproblema motivado por la equivocada idea de que el conocer es una cualidad interior del sujeto, y por el supuesto completamente infundado de que dicho conocimiento es el modo originario de relacionarse el hombre con el mundo. Por lo contrario, el sujeto es una apertura al mundo y el conocer no es el modo originario de relación entre hombre y mundo. GIOVANNI REALE, “Historia de la Filosofía Moderna” – Cap. XX: Martin Heidegger: De la Fenomenología al Existencialismo.

β. Aporética y Teorética: problemas y soluciones en la relación de conocimiento.

Problema N° 1

El problema de la posibilidad de conocimiento es central en toda gnoseología, y está íntimamente ligado con la metafísica y con la concepción de mundo que sustenta o que emerge de la postura que intenta solucionarlo.
La relación de conocimiento funda su posibilidad en base a las características propias del sujeto y del objeto, pero este problema apunta específicamente a la relación entre ambos.

Respuestas al problema N° 1

a. Dentro de una postura dogmática el conocimiento es posible debido a que el sujeto posee la facultad de captar al objeto de conocimiento y a que el objeto posee la capacidad de expresar sus cualidades esenciales. Pero en este caso la relación de conocimiento no sólo es posible por estas razones, también hay que tener en cuenta que todo dogma se sustenta en una realidad objetiva y en un criterio de verdad absoluto, objetivo y válido.

Ejemplo: dentro de la postura tomista la relación de conocimiento es posible debido a que hay una realidad objetiva que el sujeto de conocimiento puede captar, a que el sujeto tiene la posibilidad de aprehender al objeto gracias a sus facultades propias (teoría de la abstracción); y a que existe una entidad suprema que garantiza tanto la relación cognitiva como el criterio de verdad en el que se apoya dicha relación.

b. El escepticismo niega la posibilidad de conocimiento porque no puede garantizar la existencia de un criterio de verdad válido, de una realidad objetiva que el sujeto pueda aprehender, ni de una capacidad propia del sujeto que le permita conocer al objeto.

Ejemplo: en la modernidad encontramos a Hume (un escéptico gnoseológico), quien sostiene que no se puede dar razón de la existencia efectiva del objeto de conocimiento considerado como sustancia o como materia, y que las facultades del sujeto de conocimiento solo arrojan impresiones subjetivas, motivo por el cual no se puede establecer un criterio de verdad absoluto que no esté sustentado en un acuerdo artificial (subjetivo y utilitario)

c. Los relativistas se apoyan en un criterio de verdad subjetivo, en una metafísica contingente, o en un mundo mutable. Así, es imposible todo conocimiento sin un criterio de verdad absoluto, sin una realidad objetiva que pueda ser aprehendida, ni un sujeto que posea una facultad trascendente que le permita conocer.

Ejemplo: tal es el caso de Gorgias, Hipias y Protágoras; para quienes la posibilidad de conocimiento depende de la capacidad que posee el objeto de expresar sus cualidades, por lo que el conocimiento a veces es posible y a veces no.

Problema N° 2

Con respecto al origen del conocimiento, el problema surge a la hora de establecer mediante qué mecanismos y qué facultades el sujeto puede acceder al objeto. De qué modo el sujeto capta la realidad.

Respuestas al problema N° 2

a. Los empiristas sostienen que el conocimiento se origina en la experiencia, gracias a la captación del objeto por medio de los sentidos. En toda teoría empirista se combinan el conocimiento a posteriori, la observación y el método experimental.

Ejemplo: para Locke, el objeto de conocimiento posee ciertas cualidades como la solidez y la extensión, a las que llama primarias, y que el sujeto aprehende por medio de la experiencia. Para tener un conocimiento completo del objeto, el sujeto une a estas cualidades las secundarias, que corresponden a los cinco sentidos: olor, sabor, color, sonido, tacto y movimiento.

b. Para los racionalistas, en cambio, el conocimiento sólo es posible a través de la utilización de la razón, facultad mediante la cual se obtiene un conocimiento a priori del objeto.

Ejemplo: Descartes es uno de los racionalistas más extremo, que no solo defiende el conocimiento racional sino que también niega la veracidad y la validez cognitiva de lo empírico. Así, el COGITO es el primer conocimiento verdadero intuido racionalmente (a priori), en el que se apoyará toda su teoría.

Problema N° 3

Este problema se refiere a los elementos que intervienen en la relación de conocimiento por separado. Esto es, a las características esenciales tanto del sujeto como del objeto de conocimiento. Y es aquí donde intervienen fuertemente la metafísica, la física, la ontología y hasta la psicología.

Respuestas al problema N° 3

Con respecto al sujeto:

a. Empirismo: el conocimiento comienza con la experiencia, por lo que lo esencial en el sujeto de conocimiento es su capacidad de captar al objeto por medio de los sentidos.

b. Racionalismo: el sujeto de conocimiento es ante todo un ser racional, que aprehende la realidad por medio de un proceso intuitivo o reflexivo, a priori.

Con respecto al objeto:

c. Idealismo: el objeto de conocimiento está constituido por ideas que son inherentes al sujeto, motivo por el cual el conocimiento siempre será reflexivo.

d. Realismo: existe una realidad independiente y anterior al sujeto, la cual se constituye como objeto de conocimiento.

Problema N° 4

¿Y cómo establecer un criterio de verdad válido, en el caso de que la verdad sea posible de obtener? O, si la verdad no es un valor (objetivo o subjetivo) al que se pueda acceder, en qué radica esta imposibilidad.

Respuestas al problema N° 4

a. Los griegos instauraron una verdad como valor absoluto y cognoscible. Para platón, por ejemplo el conocimiento verdadero era posible al dirigir el intelecto a los entes eidéticos. Para Aristóteles, el criterio de verdad por correspondencia garantizaba la aprehensión de la sustancia en los seres particulares.

b. A la luz de la lógica moderna el conocimiento verdadero también es posible, con la aplicación de reglas y de fórmulas coherentes y no contradictorias a enunciados proposicionales formalizados.

c. En las teorías subjetivistas la verdad no es un valor absoluto independiente del sujeto de conocimiento, pero si existe la posibilidad de conocimiento verdadero.

d. El Falsacionismo, por su parte, sostiene la imposibilidad de probar si un conocimiento es verdadero, propone en cambio, la probabilidad de un conocimiento cierto en base a la contrastación de los enunciados (a fin de corroborar que los mismos no sean falsos). Las teorías y los enunciados podrán falsarse más no verificarse.

α. Platón - República